Entre los indios
Entre los indios, de César Aira publicada por la editorial Mansalva en el año 2012. Si bien lo primero que nos surge...
No sé por qué quieren entrar en la historia de Colling ciertos recuerdos… Por algo que yo no comprendo esos recuerdos acuden a este relato… Además tendré que escribir muchas cosas sobre las cuales sé poco. Los recuerdos vienen pero no se quedan quietos y además reclaman la atención algunos muy tontos… Algunos parece que protestarán contra la selección que de ellos pretende hacer la inteligencia.
Freud habla también de “Frayage” (abrirse camino) como energía y diferencia que pone en movimiento el psiquismo. En el “fayage” se juega la diferencia de la voz, la elección del itinerario. (…)
Lo que importa, entonces, en el concepto de “frayage” es que al recuperar de la importancia de las energías del inconsciente, esos recuerdos que vienen sin ser convocados y esos pensamientos que hay que atender de improviso, comienzan a instalar la duda sobre la coherencia e integridad del sujeto, sobre la coherencia e integridad del yo.
Narración en primera persona, la cual comienza relatando la historia de un niño de diez años y la relación con su maestra de piano, Celina. La narración, hasta ahora lineal, oscila entre dos escenarios: la calle que recorre hasta llegar a sus clases y la casa de Celina, donde se encuentra el piano. La descripción de ambos espacios y la relación del narrador con los objetos crean una mística frecuente en la obra de Hernández.
Ha ocurrido algo imprevisto y he tenido que interrumpir la narración. Ya hace días que estoy detenido. No solo no puedo escribir, sino que tengo que hacer un gran esfuerzo para poder vivir en este tiempo de ahora, para poder vivir hacia adelante. Sin querer había empezado a vivir hacia atrás y llegó un momento en que ni siquiera podía vivir muchos acontecimientos de aquel tiempo, sino que me detuve en unos pocos, tal vez en uno solo; y prefería pasar el día y la noche sentado o acostado. Al final había perdido hasta el deseo de escribir. Y esta era precisamente, la última amarra con el presente.
Como se ve, sucede algo que sorprende a los lectores y al mismo narrador-escritor. De alguna manera se revela que todo el relato ha sido una historia tramada por otro. Esto lo sume en una crisis que impide la progresión de la escritura. De esta manera brota un acontecimiento esencial en la obra: la aparición muchos otros, más preciso sería decir una fragmentación del yo, otros planos se hacen del lugar de los recuerdos y de la escritura. En la parte final del texto, el narrador se debatirá en una búsqueda de sí mismo en relación con esas otras entidades que han tomado tanto lugar en los recuerdos como el futuro y disgregado el presente.
Fue él quien escribió la narración. ¡Con Razón yo desconfiaba de la precisión que había en el relato cuando aparecía Celina!
No sé si yo mismo soy el operador; ni siquiera sé si yo vine o alguien me preparó y me trajo para el momento del recuerdo.
La imaginación como un insecto de la noche
Con un pedazo de mí mismo he formado un centinela que hace la guardia a mis recuerdo y a mis pensamientos
Cuando el niño miraba el brazo desnudo de Celina sentía que toda ella estaba en el brazo.
Durante unas horas, yo, completamente yo, fui otra persona.
Al tipo que yo sería se le empezaba a insinuar una sonrisa de prestamista (…) La sonrisa se borró y él llegó a ser quien estaba llamado a ser: un desinteresado, un vagón desenganchado de la vida.
No podía tener acceso a la ceremonia de las estirpes que vivían bajo el mismo cielo de inocencia, cuando empecé a ser otro.
Los nuevos recuerdos serían como atados de ropa que me pusieran en la cabeza: al seguir caminando los sentiría pesar y nada más. Yo era como el caballo perdido de la infancia: ahora llevaba un carro detrás y cualquiera podía cargarle cosas: no llegaría a ningún lado y me cansaría pronto.
Mi socio era el representante de las personas que habitaban el mundo…
Como yo quería entrar en el mundo, me propuse arreglarme con él y dejé que un poco de mi ternura se derramara por encima de todas las cosas y las personas.
Ahora yo soy otro, quiero recordar a aquel niño y no puedo…
Me he quedado con algo de él y guardo muchos de los objetos que estuvieron en sus ojos: pero no puedo encontrar las miradas que aquellos “habitantes” pusieron en él.
Una vez que yo estaba solo en la sala le levanté la pollera a una silla; y supe que aunque toda la madera era negra el asiento era de un género verde y lustroso.
El lápiz estaba deseando que lo dejaran escribir. Cómo Celina no lo soltaba, él se movía ansioso entre los dedos que lo sujetaban, y con su único ojo y puntiagudo miraba indeciso y oscilante de un lado para otro.
Y fue una noche en que me desperté angustiado cuando me di cuenta de que no estaba solo en mi pieza: el otro sería un amigo. Tal vez no fuera exactamente un amigo: bien podría ser un socio.
Durante el sueño la marea de las angustias había subido hasta casi ahogarme (…)Iba siendo más feliz a medida que mis pensamientos palpaban todos mis sentimientos y me encontraba a mí mismo.
Durante el sueño la marea de las angustias había subido hasta casi ahogarme(…)Iba siendo más feliz a medida que mis pensamientos palpaban todos mis sentimientos y me encontraba a mí mismo
Publicado por la editorial Sudamericana, el volumen fue destacado en las páginas del Libro del mes y de La cámara del Libro Argentina como uno de los mejores de ese año.
Fue difundido internacionalmente y en Italia fue prologado por Italo Calvino. En la misma línea, los cuentos que componían el volumen pasaron a integrar otras colecciones.
Felisberto Hernández es un escritor que no se parece a ninguno: a ninguno de los europeos y a ninguno de los latinoamericanos; es un ‘atípico’ que se escapa de toda clasificación y encasillamiento pero se presenta como inconfundible con sólo abrir la página.
Ítalo Calvino
Historia en la que un pianista lee un cuento ante una concurrencia en casa de unas viudas. Lo hace sin ganas, distraído por los muchísimos detalles que conforman la habitación en la que se encuentra y con las actitudes de los oyentes. Luego de su interpretación oral del cuento se relaciona a través de la conversación con varios personajes en los cuales observa ciertas particularidades. Finalmente, en semipenumbras, cuando casi todos se marchaban del lugar, y hasta él mismo, tropezando con los muebles, no comprendía por qué nadie encendía las lámparas.
Narración en primera persona de un narrador/observador del espacio en el que se desarrolla la historia
Una de las veces que me distraje vi a través de las persianas moverse palomas encima de una estatua(…)pensaba en la inocencia con que la estatua tenía que representar un personaje que ella misma no comprendería.
Había un joven que tenía algo extraño en la frente: era una franja oscura en el lugar donde aparece el pelo.
Entonces yo pude mirarle toda la boca, que era muy grande. El movimiento de los labios, estirándose hacia los costados, parecía que no terminaría más.
Algunos de los mecanismos que utiliza la literatura fantástica consiste en presentar dualidades, tales como pasado/presente, sueño/vigilia, lo racional/irracional, el yo y el otro, etc. Este último hace referencia al doppelgänger, término alemán inventado por Jean-Paul Richter en 1796 para referirse al doble fantasmagórico de una persona viva.
Mis cuentos no tienen estructuras lógicas. A pesar de la vigilancia constante y rigurosa de la conciencia, ésta también me es desconocida. En un momento dado pienso que en un rincón de mí nacerá una planta
Si es una planta dueña de sí misma tendrá una poesía natural, desconocida por ella misma
Ella misma no conocerá sus leyes
Lo más seguro de todo es que yo no sé cómo hago mis cuentos, porque cada uno de ellos tiene vida propia.
Pero ocurre que la particular operación creadora de Hernández, consistió en descubrir nuevos sistemas de relación entre las cosas reales, seres u objetos, sin alterar la esencia de cada uno de ellos, limitándose -y sin duda ya es mucho- a modificar el juego de vinculaciones que establece la trama de lo real.
Se le podría definir como el poeta de la materia, reconociendo esa curiosa ausencia de vida espiritual que recorre su obra: ni ideales, ni creencias religiosas (El Dios de los católicos es un Dios que está en el aire), ni sentimientos de la historia viva de los pueblos, ni afán de transformación espiritual.
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