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Felisberto…vida, influencias y amantes

Por Giuliano

29 septiembre 2022
Categorías: Autores | Biografías

1935-1964

Su entorno

El profesor, escritor, escultor y teórico del arte uruguayo Joaquín Torres García regresa a Montevideo luego de haber tomado contacto con diversos centros culturales: en Barcelona con Gaudí, más tarde en Nueva York, Italia y Francia; y concretamente en París madura su “constructivismo” donde colaboró con Mondrian, Kandinsky, etc. Ni bien llegó a Montevideo fundó la “Asociación de Arte Constructivo” y más tarde su “Taller Torres García”. Sin duda la docencia de Joaquín Torres influyó sobre Felisberto. También conoce a la pintora Amalia Nieto, con quien inicia una relación muy estrecha que dura años. En este contexto, en el año 1935 Felisberto recibe un importante homenaje público, el que se le ofreció en el Ateneo de Montevideo.

Constructivo a 5 tonos, 1945 Óleo sobre cartón Tamaño de la obra de arte 54,5 x 86,0 (cm)

La relación con Amalia Nieto se transformó en un noviazgo del que la pintora guarda un gran archivo de correspondencias en las que Felisberto no solo escribía sino que también le enviaba dibujos e ilustraciones durante un periodo que comprende más o menos de 1935 a 1942. Con Amalia tuvo una hija, Ana maría. Su actividad de músico itinerante lo apartaba durante largos periodos de la compañía de su familia. Es en este momento en el que ya entiende que no puede sostenerse solo con la música, ya que no alcanzará el nivel de un concertista, su arte no es tan amplio o  tan sólido como desearía y tiene que conformarse con tocar en salas de pueblos olvidados y miserables o a la sombra de las proyecciones de algún cine.

 

Una extraña alternativa se le presenta para darle una solución a sus escasos ingresos. Comienza a estudiar taquigrafía y lo hace con cierto talento. Este nuevo oficio no es más que otro medio para continuar con su escritura que ahora, en códigos taquigráficos, se vuelve indescifrable y al día de hoy hay escritos del autor a los que no se han podido acceder.

La pobreza, la miseria es una sombra que lo acompaña y persigue durante todos estos años, alejándolo de la familia y de sus sueños de ser un escritor. Una de las pocas actuaciones satisfactorias de aquella época fue en Buenos Aires, en 1939 cuando ofreció un concierto de Stravinski.

Cortazar y el encuentro que no fue

 

Esta vida de músico viajero lo llevó a los ambientes humildes de los pueblos del interior de la Provincia de Buenos Aires, por ejemplo Chivilcoy, una ciudad en la que por aquellos años enseñaba un profesor llamado Julio Cortazar que años después lamentará no haber podido encontrarse con su admirado Felisberto en los salones del club social del pueblo en el que tocó el “Terceto de Felisberto”.

Ya sé que para admirarte basta con leer tus textos, pero si además se los ha vivido paralelamente, si además se ha conocido la vida de provincia, la miseria del fin de mes, el olor de las pensiones, el pobre nivel de los diálogos, la tristeza de las vueltas a la plaza al atardecer, entonces se te conoce y admira de otra manera, se te vive y convive y de golpe en tan natural que hayas estado en mi hotel, que el gallego Cisneros te haya traído papas fritas, que los socios del club te hayan discutido unas pocas monedas entre dos golpes de billar.

Julio Cortázar

Narrador oral

Siempre sintió que parte de su relación con la palabra tenía que ver con su despliegue como narrador oral de anécdotas, historias improvisadas y más tarde sus propios cuentos. Suele llamar a estos espectáculos, “concierto-charla” y poco a poco se va convirtiendo también en un conferencista. El tema de sus conferencias alcanza a diversas áreas sociales como la psicología y la psiquiatría. Esta nueva actividad continúa y culmina en un futuro en el que se vuelve un contador de cuentos. Muchas anécdotas y recuerdos que aparecen en sus relatos fueron previamente probados y perfeccionados en estos relatos orales frente a públicos diversos.

Decisión de escribir

Hacia 1940 ya está madura la decisión de dedicarse completamente a su actividad literaria. Se entrega a lo que considera que es la tarea más esencial que un hombre puede realizare: escribir. Trabaja largamente sobre su libro, Los tiempo de Clemente Colling y lo termina en 1942. Es ahora cuando se encuentra con su mentor literario, el poeta Jules Supervielle, que será de vital importancia para Felisberto en esta nueva etapa ya que su escritura experimenta algunos cambios y el encuentro con su estilo abre paso a su segundo libro, Las tierras de la memoria, obra que permanecerá e inédita hasta su póstuma publicación en 1966. Pierde el interés de publicar esta obra; es que solo es un puente hacia la experiencia de escritura que estalla en El caballo perdido. Pasó de la metonimia a la metáfora.

Jules Supervielle (Montevideo, 16 de enero de 1884-París, 17 de mayo de 1960)

Es el tercero de los poetas franceses-uruguayos que se inició con Isidoro Ducasse, el Conde de Lautremont (Montevideo, 1846-París 1870) y Jules Laforgue (Montevideo, 1860-París 1887). De los tres poetas es sin duda Jules Supervielle el único cuya vinculación con el Río de la Plata y especialmente con Uruguay, tuvo una significación más profunda.

Desde joven estuvo vinculado a nuestra cultura y a figuras claves como José Enrique Rodó o Pedro Figari, hasta los animadores de la revista Proa y Martín Fierro en Buenos Aires y la Cruz del Sur y Pluma en Montevideo.

El poeta viaja mucho teniendo contacto entre Francia y el Río de la Plata. En contacto con Max Jacob, Valery Larbaud, Henri Michaux, Marcel Jouhandeau desde 1923, mantiene también relaciones estrechas con Ricardo Guiraldes, Victoria Ocampo y Pedro Figari. Precisamente durante los años de la revista Proa y Martín Fierro; revistas que lo homenajean y reciben con banquetes. Durante el primer lustro de la década del cuarenta trató en profundidad con Felisberto y se transformó en su mentor literario.

Terminada la Segunda Guerra Mundial, Supervielle regresó a Francia, donde fue Agregado Cultural Honorario de la Embajada de Uruguay en París. Desde allí siguió ocupándose de Felisberto, quien pudo llegar a París merced a la beca que el mismo Supervielle le había gestionado. Una vez en Francia, él fue quien lo apoyó procurando hacer conocer su obra y presentándolo a contactos, escritores y editores, tarea que compartió con la poeta Susana Soca.

De regreso de su viaje Felisberto, echaría mucho de menos la presencia de su mentor pero Supervielle nunca regresó. En 1960 los escritores franceses lo eligieron el príncipe de los poetas, y ese mismo año murió en París.

La aparición del poeta, su apoyó e influencia, en la vida de Felisberto, tuvieron una importancia decisiva sobre la evolución de su obra.

El amigo Alfredo Cáceres

Por esos años Felisberto cuenta con la presencia y amistad del doctor Alfredo Cáceres, médico psiquiatra, y la de su esposa, la poeta Esther Cáceres. Un dato curioso que debemos tener en cuenta es que Felisberto tenía una especial atracción por los temas que se vinculaban con lo anormal y lo patológico, razón por la cual asistía a las clases libres que dictaba el doctor Cáceres en el hospital Vilardebó, donde trabajaba con enfermos psiquiátricos. Muchas veces el escritor acompañaba a Cáceres a visitar sus pacientes y podemos encontrar algunas de sus impresiones o recuerdos de estas incursiones en cuantos como “El balcón”, que se supone escribió inspirado o conmovido por una paciente que sufría una obesidad mórbida tal que no le permitía salir de su cuarto.

El viaje a Francia (1946-1949)

Finalmente se concreta el viaje a Europa pero Felisberto está muy apegado a su lugar. El escritor no dejó nunca de escribirles a su familia y amigos durante su viaje. Tanto Supervielle como Susana Soca se ocuparon de vincularlo con escritores y hacer conocer su obra. Su vida en París lo retrotrae a sus días de falta de trabajo y sus apuros económicos lo obligan a tocar música en bares y cafés para mantenerse. Sus anécdotas son nuevamente chaplinescas y por momentos parecen empañar el ánimo del escritor aunque sigue produciendo y el reencuentro con su mentor lo llena de entusiasmo. La libertad de la París que conoce lo llena de imágenes que atesora con su mirada pueblerina. Se producen unos encuentros con el poeta Argentino Oliverio Girondo y con su esposa pero parece no haber advertido nunca con quien estaba tratando, al menos no registra la actividad literaria del poeta y se refiere a Oliverio, por ejemplo, de este modo,  en una carta a su familia de agosto de 1947: “El que me vino también y me invita a menudo es el Girondo, el millonario Argentino que me hizo imprimir el libro. Refiriéndose a la publicación de Nadie encendía las lámparas.

Su obra sigue creciendo y es allí donde escribe relatos como “Las Hortensias” o “El cocodrilo” al que José pedro Díaz no duda en calificar “su mejor cuento”. Supervielle lo alienta y encuentra que su obra se revitaliza y toma más fuerzas que nunca.

Un nuevo divorcio lo acecha y la llegada de María Luisa  las Heras que conoce en París inaugura una nueva etapa. Con ella que se casará en Montevideo el 14 de febrero de 1949 y más adelante nos ocuparemos de esto.

Supervielle lo presenta en la Sorbona y allí lee textos que son elogiados extensamente. Pero se acerca el final de su estadía en Francia. Se encuentra deseoso de volver, de reencontrarse con sus seres queridos y el 20 de mayo de 1948 emprende el regreso.

María Luisa Las Heras

En Montevideo se concreta el divorcio con su última mujer, Amalia Nieto, de la que se había separado hacía ya varios años y se casa con María Luisa las Heras.

Lo que se supo de maría Luisa fue bastante poco hasta hace unos años ya que se conocieron actividades muy distintas a las del oficio de modista con le conoció Felisberto. El ingreso al Uruguay de María Luisa no fue tan sencillo ya que le faltaba la documentación habitual para una entrada legal al país y el matrimonio Cáceres, amigo de Felisberto, colaboró con sus favores junto a los del embajador de Francia para que pudiera sortear el inconveniente. El paréntesis de María Luisa requiere un extenso apartado pero podemos decir que hubo mucho de aquella mujer que Felisberto nunca llegó a saber: Espía de la KGB, que tras la guerra civil española, ocupó un puesto clave bajo el nombre de África María de Las Heras, gran protagonista en la muerte de Trotski, de quien fuera su secretaria. Informes desclasificados indican que trabajaba con la KGB bajo el seudónimo de “Patria”, después de la guerra y hasta 1970 tuvo pasaporte uruguayo y esto le permitió pertenecer a los “ilegales”, como se designaban a los espías sin pasaporte soviético. Evidentemente ese pasaporte uruguayo pudo obtenerlo a partir de su matrimonio con Felisberto.

De vuelta en el Río de la Plata

Felisberto trabaja lentamente en sus relatos, se presenta a recitarles de lecturas que disfruta mucho y la crítica lo recibe con juicios laudatorios. Durante los años 50 la figura de Felisberto tiene cierta presencia en Montevideo, sus encuentros con Onetti o Ángel Rama son frecuentes. En las tertulias Felisberto hacía las lecturas de sus cuentos o relatos como “La casa inundada”, texto en el que trabajó más de diez años y que apareció publicado recién en 1960 junto a “El cocodrilo”, este último mencionados por muchos como su mejor cuento.

El final

Quedan muchos proyectos que no pudo completar. A finales de 1960 llega una enfermedad que materializa aquellas pesadillas en las que ve su cadáver siendo observado por su familia y amigos mientras la vida sigue. El poeta murió poco después, el 13 de enero de 1964. Su funeral y la figura de Felisberto es evocada por Ángel Rama en un entrañable texto, “Burlón poeta de la materia”, donde indicá también el lugar, que Felisberto ocuparía desde entonces en nuestras letras.

Bibliografía

  • Rama, Angel. Felisberto Hernández: poeta burlón de la materia. Uruguay. http://letras-uruguay.espaciolatino.com/rama/felisberto.htm Consulta 27 de septiembre de 2022.
  • Diaz, Pedro J. Felisberto Hernández Vida y obra. Buenos Aires. El cuenco de plata, 2014.
  • Hernández, Felisberto. Cuentos reunidos. Buenos Aires,  Eterna Cadencia, 2009.
  • Mignolo, Walter. “La instancia del yo en Las dos historias”, en Alain Sicard, Felisberto Hernandez ante la crítica actual. Caracas. Monte Ávila, 1977, pp. 169/185.
  • Todorov, Tzvetan. Introducción a la literatura fantástica. Buenos Aires. Paidós, 2006.
  • Ulla Noemí. Identidad Rioplatense, 1930 La escritura coloquial (Borges, Arlt, Hernández, Onetti). Buenos Aires. Torres Agüero Editor, 1990.

Giuliano

Profesor de literatura. Diseño y coordinación de los contenidos de la web.

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